Aragón (Teruel)
Fácil - ida/vuelta - 8km
Después de las Fallas y los excesos de comilonas pascueras volvemos a la libreta de Rutas pendientes y elegimos la siguiente...Hoy toca el Parrizal de Beceite.
Parece cortita y como ayer nos dimos una palizilla con una caminata improvisada, pensamos que una ruta suavecita será ideal para pasar el día.
Nos pilla un poco lejos y el viaje se nos hace más largo de lo esperado, pero merece la pena porque pese a las curvas y subidas, la carretera es muy buena y el paisaje nos va regalando las primeras fotos de algunos pueblos preciosos como Morella o Valderrobres.
Llegamos a Beceite y preguntamos en la oficina de Turismo, nos indican que hay tres parkings para ir a visitar el Parrizal. El más cercano al punto de salida vale 8€, pero nos ahorra un tramo de camino asfaltado sin arcen por el que discurren coches en ambos sentidos por lo que decidimos dejar el coche en ese parking y comenzamos la ruta que va todo el rato pegada al río Matarraña y que vuelve por el mismo sitio.
Al principio pensamos que es una pista de paseo porque lo que vemos es un camino casi de turistas
Nos acercamos a ver las Pinturas Rupestres y bromeamos sobre si serán reales o reclamo jeje...es broma...son reales:
El paseo, cada vez se hace más verde y el camino, cada vez más estrechito hasta que empezamos a disfrutar de las pasarelas, troncos, piedras, saltos y todo lo que acompaña esta ruta haciéndola super divertida para peques y mayores...con razón hay tantas familias con niños..
Llegamos a los primeros saltos de agua y pensamos cómo debe ser cuando el río baje lleno, aun así pensamos que hemos tenido mucha suerte porque baja el suficiente caudal como para permitirnos hacer esta senda, cosa que en caso de más agua no hubiésemos podido hacer sin mojarnos...
A veces, la senda se separa un poco del cauce y nos lleva por el bosque, pero no muy lejos, a penas unos metros...de hecho, el sonido del río nos acompaña todo el rato.
La parte divertida es mantener el equilibrio andando por un tronco o saltando de piedra en piedra para no mojarte, pero claro...el riesgo es mínimo ya que en caso de fallar apenas cubre hasta el tobillo.
Las montañas que rodean el sendero son enormes y el paseo es un placer para los sentidos. Nos llama la atención lo rectos y altos que son todos los pinos.
Las raíces de los árboles, muchas veces ejercen de escalones en el camino
Llegamos a una Playita donde nos quedamos un rato a oír el murmullo del agua y los pájaros del bosque ...Más pasarelas..están en muy buen estado y son anchas, ¡así da gusto!
El río lleva un agua transparente y limpia...de hecho está prohibido el baño. Se pueden ver los peces y hasta unas ranas enormes disfrutando del bañito primaveral.
Cogiendo aire...saneando pulmones y cargando pilas...
A veces necesitamos puntos de referencia para que luego se pueda apreciar en las fotos el tamaño de las rocas por las que vamos saltando...
El sol empieza a apretar...y eso que había amanecido nublado y fresco. Vamos cargados con chaquetones y polares en las mochilas...La verdad es que a la sombra, el aire es frío, pero la caminata de salto en salto nos ha calentado rápido.
A veces, salimos del camino y volvemos al río, porque hay recodos que no se pueden quedar sin su merecida foto
Pero lo cierto es que tanto los tramos de bosque como los de río van alternándose sin necesidad de inventar ni dudar sobre el camino...sólo hay que seguir la senda...
Y así llegamos al final, donde nos topamos con una pared vertical por la que gotea el agua que cae al río y nos acumulamos varios grupos de senderistas sin saber muy bien que hacer...queremos más, pero el camino se acaba aquí.
Ahora toca comer y desandar el camino de vuelta al coche.
Preciosa ruta que repetiremos cuando el calor apriete un poco más.
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¡Pilas cargadas!
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