Aragón - Teruel -Albarracín
Moderada - Circular - 25km
Ruta del Barranco de la Hoz
Metidos ya en el calor de Julio, a algunos de mis amigos les cuesta imaginar que realmente nos ilusione una ruta que requiere más de 7h de caminata. Cómo explicarles que poder disfrutarlas como lo hago es algo que me reporta una alegría e ilusión que, sinceramente, con pocas cosas puedo comparar.
Partimos de Calomarde, un pequeño pueblo de Albarracín. La senda está indicada y comienza con un bonito paseo en el Barranco de la Hoz por una senda muy bien habilitada que nos introduce en el Cañón de los Arcos y nos conduce hacia el Río Blanco, afluente del Guadalaviar.
Llegado a un punto, cogemos una senda que nos lleva por la ladera de la montaña- Es una senda estrecha, con cadenas para agarrarse y asegurar el paso en caso de épocas de lluvias o terreno resbaladizo. Hoy no es el caso...hemos llegado temprano y la temperatura era de unos 15 grados, que en seguida han ido subiendo conforme pasaba el día. Las vistas son de vértigo, espectaculares e impactantes.
Tras un primer tramo que ya ha despertado todos los sentidos bajamos a nivel de río a disfrutar del verde, del frescor que ofrece el continuo murmullo del agua y de la vida con mayúsculas que se respira en este entorno.
Llegamos a la zona de pasarelas, un paseo espectacular que permite atravesar el cañón siguiendo el mismo curso que el río y disfrutándolo con auténtico deleite. En nuestras caras, una gran sonrisa que refleja el disfrute.
El sendero transcurre entre pasarelas, puentes y camino acondicionado un buen rato. En uno de los tramos, hasta nos pasan por las rocas de arriba unas cabras saltando, pero nos quedamos tan embobados mirándolas que ni les sacamos fotos.
A un lado río, al otro bosque...y nosotros en medio... Por caminitos de los que piden que los disfrutes una y mil veces, pero sin prisas...de los que piden que te recrees en cada rincón, de los que hacen que la mochila no pese, te olvides del calor y desconectes de todo lo que no esté ahí delante de tus ojos.
Acabado este tramo de pasarelas, seguimos caminado bajo una bonita pinada dentro de un paisaje que desprende energía positiva...
Empiezan a rodearnos no una ni dos, sino decenas de mariposas y libélulas y no de esas pequeñitas, sino de las grandes y de vistosos colores..Las libélulas sobretodo son espectaculares, las vemos rojas, verdes, marrones y sobre todo nos impactan las azules...mis favoritas, a las que decido llamar desde este día hadas del bosque porque sin miedo posan frente a nosotros a escasos centímetros y si te quedas quieto con la mano extendida hasta te regalan un posado. Me acuerdo mucho de Rebeca a quien no le gustan nada porque le dan miedo y de Javier quien utilizaría el término de lepidópteros para referirse a ellas sin duda alguna.
Cruzamos un puente y en seguida llegamos al Molino de las Pisadas, sobre el que hay una leyenda. El Molino está destruido y sólo quedan restos de las fachadas.
La leyenda dice que junto al nacimiento del río en la Fuente del Berro había un Bosque donde nadie había penetrado jamás. Un día un pastor entró con sus cabras en ese bosque golpeando los pinos con su garrote, entonces la montaña comenzó a resonar en fuerte estruendo y el ganado junto con el pastor salieron a la fuga ya que el mismísimo diablo, envuelto en llamas, los perseguía. Cuenta la leyenda que el pastor consiguió huir saltando al río desde la roca, pero que el Diablo dejó allí las huellas de sus pisadas que todavía siguen allí grabadas en la dura piedra junto a las ruinas del viejo molino...(Yo no las vi, pero todo cuestión de echarle imaginación jejeje aunque quizá tanto verde lo ha ocultado)
Llegamos a la Fuente del Berro, pero antes de llegar a los paelleros nos desviamos de la ruta tradicional y cruzamos por un puentecito para subir "El Morrón" por su propia ladera, campo a través ya que este trozo no tiene sendero...No hay pérdida, hay que llegar arriba como sea...vale hacerlo en zig-zag o en linea recta...el caso es llegar arriba. Nosotros hicimos linea recta, pero reconozco que la pendiente es fuerte y que tuve que guardar la cámara para poder ayudarme del bastón y tener una mano libre. Es durilla, pero corta.
Cuando alcanzamos la cima cansados, pero super contentos, decidimos que era el sitio perfecto para un descansito y almuerzo disfrutando de las vistas.
La ruta sigue desde la cima y cruza un poquito de bosque, pero ya por sendero.
Y cuando ya no queda nada más por subir, entonces nos asomamos a disfrutar de las vistas que premian el esfuerzo.
La verdad es que esta variante sobre la ruta original le da un punto distinto al resto de la ruta y la hace muy completa...Merece la pena hacerlo si no se va con niños.Un paseo por las cimas y luego un descenso por camino que nada tiene que ver con nuestra ascensión bosque a través..
Tras bajar la montaña, salimos a una pista que va en dirección a Frías, pero antes pasamos por la Fuente Valdeloshuertos
A continuación hay otra fuente y una poza repleta de ranas que no paran de saltar y croar.
Volvemos al camino y lo seguimos hasta llegar a Frías donde buscamos cobijo de la sombra y paramos a refrescarnos y hacer un descansito.


Un poquito de callejeo por este bonito pueblo buscando el punto de continuación de la ruta
Y seguimos por el sendero indicado como Ruta del Castellar que queda tras la iglesia, en la parte alta del pueblo
Llevamos un rato caminando y de pronto pasamos junto a unas indicaciones de un Poblado Ibero a 1km... No lo teníamos previsto, pero ¿cómo resistirse? Así que nos salimos de nuestra ruta prevista y seguimos las indicaciones para ir a visitarlo. Poco antes del Poblado, nos encontramos con un rebaño de ovejas disfrutando de la sombra de los pinos.
Y llegamos a las ruinas del poblado...Realmente son montones de piedras, pero el sitio donde estaba es precioso, así que intentamos echarle imaginación y recrearlo mentalmente en ese prado.
Regresamos al punto de salida de la ruta y continuamos. Ahora sí que aprieta el sol y toda sombra es un premio en el camino.
Finalmente llegamos nuevamente a la Fuente del Berro, a la zona del picnic y hacemos una mini paradita. Desde aquí hasta Calomarde el camino es el mismo que por el que vinimos, pero merece la pena volver a verlo porque es realmente precioso.
Volvemos a pasar por la zona de libélulas y mariposas y nos quedamos un rato disfrutando de su compañía, embobados con sus revoloteos.
Seguimos un poco más adelante, el sol es abrasador y decidimos darnos un chapuzón en el río...¡¡Gloria bendita!! Ni pagando hubiéramos disfrutado tanto.
Ahora ya, más fresquitos seguimos encarando los últimos tramos de vuelta...
Alcanzamos de nuevo las pasarelas y volvemos a disparar fotos como si fuera la primera vez que vemos esta parte...Será porque la luz es otra o porque vemos la perspectiva contraria, pero vuelve a maravillarnos.
Salimos de las pasarelas, y buscamos la ladera de subida por la que esta mañana habíamos bajado al río...Será el cansancio, pero ahora me parece más empinada....Mucho más empinada jajaja.
Y finalmente, llegamos a Calomarde tras 9h, mi aplicación del movil Endomondo cuenta 30Km, pero no creo que hayan sido más de 25km...en cualquier caso, un paseo alucinante y ¡ las pilas cargadas!


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